
Las empresas que invierten en mejorar las capacidades idiomáticas de su personal ven como se traduce eso en crecimiento, desarrollo e innovación. Sabemos que el inglés es el idioma propicio para cualquier proceso de exportación o apertura de nuevos mercados, fuera de nuestras fronteras, pero también para mejorar los ingresos a nivel nacional. Eso significa que los empleados deben estudiar inglés como parte de una buena estrategia de crecimiento.